12 meses dan para mucho, para demasiado diría yo. 365 días ni más ni menos y cada día es un mundo...
Hace ya casi un año que volvía a tierras alemanas, volvía para continuar lo que había comenzado tras mi paréntesis por tierras de Guatemala. Volvía para ver, si lo que realmente sentía era verdad. La vuelta fue dura, busqueda de trabajo, casa.. en fin, un caos. Pero todo siempre tiene su parte buena y así que poco a poco todo fue marchando hasta que por fin, encontré trabajo y casa. Y lo más importante, mi vida cambió, di el paso más importante, irme a vivir con la persona que quiero.
Y así fueron pasando los meses por tierras alemanas, frío, calor, agobio en algunos momentos, visitas ( siempre son un bocado de aire fresco).
Aquí también recibí noticas tristes y alegres. Empezaré con las tristes. Digo tristes, porque han marcado un antes y un despuès en mi vida, porque cuando vuelva al pueblo, no volveré a ver aquellos lugares donde crecí, donde pasé tantas y tantas horas. Me refiero a dos comercios que cerraron sus puertas este 2011 en Coyanza : El Serranillo y Enmarcaciones Chiches.
Allí corría cuando era pequeña desde la tienda de mis padres ubicada en la calle Maravillas hasta la Plaza Mayor, lugar donde se encontraba ubicado el Seranillo. Recuerdo que iba como una loca a comprar ositos a pesetas, hablar simplemente con Claudio, a pedirle aceitunas rojas en vez de negras, a por esas aceitunas picantes que tanto me gustaban. Recuerdo cuando ampliaron la tienda, me parecía tan tan grande que no me lo podía ni imaginar. Donde el pan llegaba recién salido del horno, rico rico. Me acuerdo mucho de la báscula que tenía, de las antiguas, me parecía una reliquia... hay tantas cosas que puedo contar de aquel lugar....