Hoy escribo mi última entrada como ERASMUS, como estudiante. Aunque oficialmente mi año ERASMUS terminó el 30 de julio, siempre pensé que realmente sería en el momento que dejará Oldenburg para regresar a España. Y así es, después de 10 meses y medio, de 46 semanas, de 330 día, pongo fin a esta etapa de mi vida.
Me encantaría poder plasmar tal cual ha sido mi vida aquí, cuales han sido mis sentimientos, mis experiencias, mis frustraciones, mis viajes, mis aventuras, mis alegrías y mis penas; pero hacerlo en unas pocas líneas me resulta imposible.
Un año académico fuera de tu país, es una experiencia única e irrepetible, que te hace crecer como persona, que te hace ver las cosas de otra manera, que te enriquece día a día, semana a semana y mes a mes. Conoces a personas de otros país, convives con culturas diferentes y aprendes, aprendes y mucho, tanto de la cultura como de las personas. Te sientes feliz con cualquier pequeño detalle, con una simple mirada, con un simple gesto. Vives el momento como si fuera el último de tu vida. Eres más sensible hacia ciertas cosas, pues estar lejos de los tuyos a veces es complicado. Tu sonrisa es inmensa y tus ganas por conocer cosas nuevas no cesa. La curiosidad se apodera de ti e indagas por todos los sitios. Sueñas con un mundo de ilusiones posibles de realizar. Haces cosas que jamás pensaste hacer, te adaptas a las circunstancias. Pequeños detalles que antes eran un mundo para ti, dejan de tener tanta importancia y se convierten en secundarios. Disfrutas de la vida como nunca antes lo habías echo. Te llevas miles, miles de recuerdos.Haces amigos de diversos lugares del planeta, y creerme, son amigos, da igual la distancia que os separa sabes que estaréis unidos para siempre y las despedidas son muy duras. Las lágrimas son de felicidad por todo lo que estas viviendo por todo lo que esto conlleva hacia tu persona, no son lágrimas de dolor ni de pena. Sabes quienes estarán a tu vuelta con los brazos abiertos como si nunca te hubieras ido. Piensas y deseas que la vida ERASMUS no termine nunca, que sea para siempre, que dure más tiempo, que te dejen absorber todo esto más. Pero por desgracia, todo tiene un fin; tiene un fin como la vida misma y aquí estoy sentada en el aeropuerto a la espera de coger mi avión con rumbo a España para poner fin a otra etapa, que sin lugar a duda me ha cambiado la vida, pues a partir de hoy hay un antes y un después en ella.
Ha sido un placer. 15 de Agosto de 2009
2 comentarios:
Hola Marysol!
Qué casualidad que he encontrado tu blog! jeje te había puesto otro comentario antes de ver tu nombre, jeje. bueno ya ire leyendo cosas en tu blog sbre oldenurg jeje. Un beso
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